Desde joven se inició en la actividad deportiva practicando natación y atletismo. Dedicado a lo primero, comienza a ejercitar en aguas abiertas y hace su raid uniendo Núñez y Tigre. Poco después, intenta cruzar el Río de la Plata y aunque no logra su objetivo, bate el récord de permanencia en el agua.
Dedicado a la natación, da clases en el Club Gimnasia y Esgrima y otras entidades, y busca lograr una proeza en la especialidad.
Así, en 1931 viaja a Europa e intenta el cruce del Canal de la Mancha, pero el servicio de las embarcaciones contratadas para custodiarlo y asistirlo en la travesía era muy caro, impidiéndole concretar el raid a nado. Desistiendo entonces, piensa retornar al país navegando, aunque hasta ese entonces los únicos antecedentes que tenía como marino eran de cuando practicaba en un barquito por el Tigre.
Dedicado a buscar un medio para realizar su empresa viajó a Arcachón, Francia, donde encontró un velero deteriorado, del año doce, que hizo reparar y bautizó Lehg I.
Se lanzó en pleno invierno del hemisferio norte: el 13 de diciembre de 1931 sale de la población francesa rumbo a las Islas Canarias. Una vez allí se larga al mar, rumbo a Sudamérica.
Timoneaba 16 horas por día, sentado en el frío, y algunos días resistiendo la lluvia.
Al cabo de más de tres meses de navegación, donde por trechos tenía la compañía de delfines que nadaban a la par del velero, finalmente arriba a Buenos Aires el 13 de abril de 1932.
Por entonces, con recio traje de agua, ligeramente oscurecido el rostro por los vientos, y endurecidas las manos por las rudas maniobras, sólo mostró en su arribo un leve cansancio.
Con su hazaña, Dumas batió el récord mundial por hombre solo al recorrer las 7.000 millas marinas en 74 días de navegación. Ese mismo año, de acuerdo a los deseos del piloto y el accionar de la Comisión de Amigos de Vito Dumas, el entonces Museo Colonial e Histórico de Luján recibió el barco en donación.
La vuelta al mundo
Debieron pasar algunos años hasta que Dumas volviera a intentar otra proeza. Mientras tanto se recluyó en su hogar dedicándose a la pintura, arte en el que se inició a los 17 años y continuó hasta sus últimos días.
En 1942, en plena Guerra Mundial, se propone otra travesía más ambiciosa: dar la vuelta al mundo en velero, siempre solo. Con esa intención, mandó a construir una embarcación que bautizó Lehg II, con el que emprendió el viaje el 27 de junio de 1942.
El periplo tuvo una primera escala en Montevideo para dirigirse a Sudáfrica, cruzando el Atlántico.
Según cuenta en sus relatos, le tocó vivir situaciones muy complicadas, y en una ocasión, durante el temporal, el velero estuvo inclinado toda la noche y al asomarse a cubierta, advirtió que estaba atrapada entre dos ballenas dormidas.
Luego de arribar a Ciudad del Cabo, tomó el Océano Índico y llegó en 104 días a Nueva Zelanda, y de ahí a Valparaíso, Chile. Desde ese lugar emprende el regreso a Argentina, cruzando el Cabo de Hornos. De ahí llegó a Mar del Plata y tras un descanso partió a Montevideo y de allí a Buenos Aires.
Muchas de las experiencias vividas quedarían testimoniadas en "Solo, rumbo a la Cruz del Sur" y "Los Cuarenta Bramadores"
Más adelante, otras empresas lo movilizarían, como viajar a Estados Unidos, lo que intentaría en dos ocasiones, una última en 1955.
Ese sería su último atrevimiento. Inició desde entonces una extensa recalada. Ya no volvió al mar. Lo dominaba desde su atril, con pinceladas que componían una violencia que él hubiese querido vencer con el traje de aguas y su brazo tenso en la vibrante caña del timón.
Su último viaje
Víctima de un derrame cerebral, murió en su casa de Olivos el 28 de marzo de 1965. La noticia no pasó inadvertida para la crónica de aquel tiempo.
"La Nación", en su edición del día siguiente, se refería a esa leyenda en los siguientes términos: "Vito Dumas, ya una bruma, ya una leyenda, murió como no hubiese querido morir nunca: desoyendo el lejano llamado del mar. La tierra le dio la respuesta definitiva. El gran solitario entró en la gran soledad. Cayó sin lucha, ajeno a la escalofriante inmensidad del agua, a la intimidad obsesiva de su dialogar consigo mismo, rodeado de las cosas de las que quiso escapar siempre. Ahora es un símbolo. Un símbolo que comenzó a vivir cuando acaba de morir".
"Este hombre solo, macizo, audaz, duro, lírico, de mirada ausente, tímido, de voz opaca, pasó los últimos días de su vida aspirando el sutil olor que no sienten quienes no son capaces de comprender la densa aventura del mar. Allí padeció su nostalgia. Fue un viajero estático y triste. Murió a los 64 años de edad, luego de haber dado una de las lecciones más insólitas de voluntad".
El paso de los años no pudo borrar su trayectoria.
Según se ha señalado repetidamente, con él se fue uno de los últimos románticos del deporte, y su figura fue, es y será símbolo de audacia y valentía, tesón y empuje. Un criollo que supo tutearse con las furias del mar y con cuyas proezas, contribuyó al prestigio del país.
60 años después
Un día de septiembre de 1992, cuando ya se habían cumplido 60 años de la llegada de Dumas con el Legh a Buenos Aires, su hijo Vito Diego Dumas visitó Luján para volver a tomar contacto con la embarcación custodiada en el Museo de Transporte del Complejo Museográfico.
Lo hizo acompañado por su esposa, Mariangélica Molina de Dumas, su hijo Diego, que por primera vez vio el barco y otras personalidades. La comitiva fue recibida por el entonces director del Complejo, Marcelo Rapela, e integrantes de la Asociación de Amigos, entre otras.
Como señalara este bisemanario "en la ocasión se arribó a la intención de rescatar la figura de Vito Dumas y la embarcación, y proceder en fecha próxima a la restauración de la misma, para exhibirla en las mejores condiciones, comprometiéndose los familiares a aportar diverso material para ilustrar con mayor precisión, a los visitantes del Museo, sobre la histórica hazaña".
TRAVESÍA: un 13 de abril de 1932 la ciudad recibió con alborozo a Vito Dumas, el navegante solitario que supo unir con un pequeño velero el puerto de Arcachón, Francia, con Buenos Aires.
LA HAZAÑA: Dumas se lanzó en pleno invierno del hemisferio norte. El 13 de diciembre de 1931 salió de la población francesa rumbo a las Islas Canarias. Una vez allí se largó al mar, rumbo a Sudamérica.
LOS PREPARATIVOS: dedicado a buscar un medio para realizar travesía, viajó a Arcachón, Francia, donde encontró un velero deteriorado, del año doce, que hizo reparar y bautizó Lehg I.
DETALLES DE SUS HAZAÑAS
Por: Marcelo C. Ossó marcc@ba.net
- Croquis de la navegación
- Galería de fotos del Lehg II:
- Preparativos para el gran viaje
- Primera etapa: Buenos Aires-Ciudad del Cabo
- Segunda etapa: Ciudad del Cabo-Nueva Zelandia
- Tercera etapa: Nueva Zelandia-Valparaíso
- Cuarta etapa: Valparaíso-Buenos Aires
- Etapas del viaje
- [ Buenos Aires - Ciudad del Cabo ]
- [ Ciudad del Cabo - Nueva Zelandia ]
- [ Nueva Zelandia - Valparaíso ]
- [ Valparaíso - Buenos Aires ]
El total de millas recorridas fue de 22.000 en 272 días de navegación!!!