22/6/08

Vito Dumas
















Dumas nació en el porteño barrio de Palermo, el 26 de septiembre de 1900.
Desde joven se inició en la actividad deportiva practicando natación y atletismo. Dedicado a lo primero, comienza a ejercitar en aguas abiertas y hace su raid uniendo Núñez y Tigre. Poco después, intenta cruzar el Río de la Plata y aunque no logra su objetivo, bate el récord de permanencia en el agua.
Dedicado a la natación, da clases en el Club Gimnasia y Esgrima y otras entidades, y busca lograr una proeza en la especialidad.
Así, en 1931 viaja a Europa e intenta el cruce del Canal de la Mancha, pero el servicio de las embarcaciones contratadas para custodiarlo y asistirlo en la travesía era muy caro, impidiéndole concretar el raid a nado. Desistiendo entonces, piensa retornar al país navegando, aunque hasta ese entonces los únicos antecedentes que tenía como marino eran de cuando practicaba en un barquito por el Tigre.
Dedicado a buscar un medio para realizar su empresa viajó a Arcachón, Francia, donde encontró un velero deteriorado, del año doce, que hizo reparar y bautizó Lehg I.
Se lanzó en pleno invierno del hemisferio norte: el 13 de diciembre de 1931 sale de la población francesa rumbo a las Islas Canarias. Una vez allí se larga al mar, rumbo a Sudamérica.
Timoneaba 16 horas por día, sentado en el frío, y algunos días resistiendo la lluvia.
Al cabo de más de tres meses de navegación, donde por trechos tenía la compañía de delfines que nadaban a la par del velero, finalmente arriba a Buenos Aires el 13 de abril de 1932.
Por entonces, con recio traje de agua, ligeramente oscurecido el rostro por los vientos, y endurecidas las manos por las rudas maniobras, sólo mostró en su arribo un leve cansancio.
Con su hazaña, Dumas batió el récord mundial por hombre solo al recorrer las 7.000 millas marinas en 74 días de navegación. Ese mismo año, de acuerdo a los deseos del piloto y el accionar de la Comisión de Amigos de Vito Dumas, el entonces Museo Colonial e Histórico de Luján recibió el barco en donación.
La vuelta al mundo
Debieron pasar algunos años hasta que Dumas volviera a intentar otra proeza. Mientras tanto se recluyó en su hogar dedicándose a la pintura, arte en el que se inició a los 17 años y continuó hasta sus últimos días.
En 1942, en plena Guerra Mundial, se propone otra travesía más ambiciosa: dar la vuelta al mundo en velero, siempre solo. Con esa intención, mandó a construir una embarcación que bautizó Lehg II, con el que emprendió el viaje el 27 de junio de 1942.
El periplo tuvo una primera escala en Montevideo para dirigirse a Sudáfrica, cruzando el Atlántico.
Según cuenta en sus relatos, le tocó vivir situaciones muy complicadas, y en una ocasión, durante el temporal, el velero estuvo inclinado toda la noche y al asomarse a cubierta, advirtió que estaba atrapada entre dos ballenas dormidas.
Luego de arribar a Ciudad del Cabo, tomó el Océano Índico y llegó en 104 días a Nueva Zelanda, y de ahí a Valparaíso, Chile. Desde ese lugar emprende el regreso a Argentina, cruzando el Cabo de Hornos. De ahí llegó a Mar del Plata y tras un descanso partió a Montevideo y de allí a Buenos Aires.
Muchas de las experiencias vividas quedarían testimoniadas en "Solo, rumbo a la Cruz del Sur" y "Los Cuarenta Bramadores"
Más adelante, otras empresas lo movilizarían, como viajar a Estados Unidos, lo que intentaría en dos ocasiones, una última en 1955.
Ese sería su último atrevimiento. Inició desde entonces una extensa recalada. Ya no volvió al mar. Lo dominaba desde su atril, con pinceladas que componían una violencia que él hubiese querido vencer con el traje de aguas y su brazo tenso en la vibrante caña del timón.

Su último viaje
Víctima de un derrame cerebral, murió en su casa de Olivos el 28 de marzo de 1965. La noticia no pasó inadvertida para la crónica de aquel tiempo.
"La Nación", en su edición del día siguiente, se refería a esa leyenda en los siguientes términos: "Vito Dumas, ya una bruma, ya una leyenda, murió como no hubiese querido morir nunca: desoyendo el lejano llamado del mar. La tierra le dio la respuesta definitiva. El gran solitario entró en la gran soledad. Cayó sin lucha, ajeno a la escalofriante inmensidad del agua, a la intimidad obsesiva de su dialogar consigo mismo, rodeado de las cosas de las que quiso escapar siempre. Ahora es un símbolo. Un símbolo que comenzó a vivir cuando acaba de morir".
"Este hombre solo, macizo, audaz, duro, lírico, de mirada ausente, tímido, de voz opaca, pasó los últimos días de su vida aspirando el sutil olor que no sienten quienes no son capaces de comprender la densa aventura del mar. Allí padeció su nostalgia. Fue un viajero estático y triste. Murió a los 64 años de edad, luego de haber dado una de las lecciones más insólitas de voluntad".
El paso de los años no pudo borrar su trayectoria.
Según se ha señalado repetidamente, con él se fue uno de los últimos románticos del deporte, y su figura fue, es y será símbolo de audacia y valentía, tesón y empuje. Un criollo que supo tutearse con las furias del mar y con cuyas proezas, contribuyó al prestigio del país.
60 años después
Un día de septiembre de 1992, cuando ya se habían cumplido 60 años de la llegada de Dumas con el Legh a Buenos Aires, su hijo Vito Diego Dumas visitó Luján para volver a tomar contacto con la embarcación custodiada en el Museo de Transporte del Complejo Museográfico.
Lo hizo acompañado por su esposa, Mariangélica Molina de Dumas, su hijo Diego, que por primera vez vio el barco y otras personalidades. La comitiva fue recibida por el entonces director del Complejo, Marcelo Rapela, e integrantes de la Asociación de Amigos, entre otras.
Como señalara este bisemanario "en la ocasión se arribó a la intención de rescatar la figura de Vito Dumas y la embarcación, y proceder en fecha próxima a la restauración de la misma, para exhibirla en las mejores condiciones, comprometiéndose los familiares a aportar diverso material para ilustrar con mayor precisión, a los visitantes del Museo, sobre la histórica hazaña".
TRAVESÍA: un 13 de abril de 1932 la ciudad recibió con alborozo a Vito Dumas, el navegante solitario que supo unir con un pequeño velero el puerto de Arcachón, Francia, con Buenos Aires.
LA HAZAÑA: Dumas se lanzó en pleno invierno del hemisferio norte. El 13 de diciembre de 1931 salió de la población francesa rumbo a las Islas Canarias. Una vez allí se largó al mar, rumbo a Sudamérica.
LOS PREPARATIVOS: dedicado a buscar un medio para realizar travesía, viajó a Arcachón, Francia, donde encontró un velero deteriorado, del año doce, que hizo reparar y bautizó Lehg I.


DETALLES DE SUS HAZAÑAS
Por: Marcelo C. Ossó marcc@ba.net





El total de millas recorridas fue de 22.000
en 272 días de navegación!!!

"Cuan bella es la vida cuando se la vive en solitario en la mar", declaraba Vito Dumas, dos años después de su famosa vuelta al mundo por los Rugientes Cuarenta, y sin embargo ese hombre vivió la aventura de mar más increíble que conozco. Fue una aventura que marcó profundamente a este marino solitario. A bordo de su fiel "Legh II", salió un buen día de Buenos Aires "para un pequeño viaje hacia el norte". Tras una navegación rápida a través de las Antillas, hace escala en La Habana y a continuación, el 2 de junio de 1946, decide ganar Nueva York. Solo. Tras recalar ante el gran puerto americano, la corriente le impide la entrada al mismo. El viento es nulo y su embarcación no lleva motor. "Entonces, sin pensarlo dos veces, agarré la caña del timón y haciendo virar 180º a mi Legh II, puse sencillamente rumbo a las Azores" (2.100 millas). A bordo lleva víveres para 10 días. "El 14 de julio no quedan más que 80 millas por recorrer para alcanzar la isla de Fayal (Azores), pero durante la noche el viento siempre soplando del este, incrementa su fuerza lo que unido a que también aumenta la mar, hace que avance con mucha dificultad. Entonces decido abandonar la escala de las Azores y hago rumbo directamente a la isla de Madeira que se halla a seiscientas millas más al Este". A bordo le quedan 10 litros de agua salobre y un poco de harina con la que hace una especie de engrudo. "Con todo, el 21 de julio, mientras tomo una altura, me doy cuenta de que a fuerza de caer a sotavento, he alcanzado la situación 32º 29´ de latitud Norte y 31º 30´ de longitud Oeste, ligeramente al Sur del paralelo de la isla. En consecuencia, para alcanzar el puerto de Funchal (capital de Madeira), tengo que recorrer todavía doscientas diez millas siempre ganando a barlovento, lo que no resultará precisamente fácil (...) y cuando pienso además en las millas que tendré que añadir al rumbo directo si tengo que navegar dando bordadas hasta Madeira, llego a la conclusión de que me resultaría más ventajoso hacer rumbo directo a las Canarias..." ¡de nuevo pues en marcha! Pero los víveres escasean. Vito Dumas ha adelgazado mucho. Ahora, es un hombre agotado el que el 26 de julio avista el faro del Puerto de la Luz (Gran Canaria). Pero por desgracia una vez más el viento le es contrario: "Una fuerte corriente me hace derivar rápidamente hacia el Sur, y cada vez que hago una bordada para intentar acercarme a la escollera ganando barlovento, sigo perdiendo todavía un poco de terreno. Inútil insistir." Cuando la isla se pierde de vista por la popa en el horizonte, el hambre atenaza a Vito Dumas de manera atroz. Hace 56 días que navega casi a la deriva por el Atlántico Norte, sin poder arribar a ningún puerto. Ya no le quedan ni agua ni víveres. Desesperado se acerca a la derrota de los buques grandes, y el 29 consigue por fin llamar la atención de un carguero, que le abastece. Pero la historia no acaba aquí: sólo le han dado víveres para alcanzar las islas de Cabo Verde, a 700 millas más al Sur. El 10 de agosto la isla de Boa Vista aparece en el horizonte. ¿Adivinan lo que ocurre de nuevo? "No sopla ni la más ligera brisa; la única fuerza que empuja al Legh II es todavía la corriente que continúa arrastrándome al Sur sin que pueda maniobrar para acercarme a tierra. Algunas horas más tarde, es la isla de Porto Praia la que a su turno aparece en el horizonte por el través. Y el último eslabón de esta cadena de rocas ¡se me escapa de las manos!" La continuación del viaje está representada por el largo lamento de un hombre reducido al estado de un esqueleto viviente. "Ahora, cada movimiento del Legh II provoca en mi pobre cuerpo un dolor que se une a todos los que he venido cosechando durante mis 106 días de lucha..."
Por fin el 17 de agosto surge en el horizonte la costa de Brasil. Conseguirá ganar un puerto.
Se ha salvado.

FOTOS DE
V I T O D U M A S
VITO DUMAS



Vean el proyecto del barco "Vito Dumas"


1 comentario:

A Metade Sul dijo...

Guillermo,
Cuales son las condiciones de visitación en el momento de Legh I e Legh II? Voy a estar en Buenos Aires en los dias 17, 18,19 y tenía planes de conocerlos. Gracias
Paulo Baptista
Brasil

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